
A un león se le han comido la lengua los ratones, se encontró despierto y en medio de la selva, mudo, con un bostezo incompleto, y avergonzado tratando de esconder con la melena, el hecho de que esas pequeñas alimañas habían aprovechado el alba para saciarse el hambre con la carne de un pobre rey que tras de que no tiene corona, ahora tampoco tiene lengua. En la confusión del despertar, trató de buscársela entre su cabellera, asomó la cabeza por debajo de las piedras, de las hojas secas, y hasta de los restos de lo que fuere su último almuerzo, pero se dió cuenta que era definitivo, y en confidencialidad con su propia realeza, lloró de para adentro al ver que al león, se le han comido la lengua los ratones.
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